ANFORAS: Anatomía de un mal entendido, es el nombre de la próxima exposición de Abel Robino, invitado por el Museo de la Cultura del Vino “Dinastía Vivanco” en Logroño, capital de La Rioja, a partir de septiembre 2008. La proposición ha sido de revalorar el museo y el tema elegido para ésta muestra ha sido el ánfora.
Robino no sólo actúa como artista plástico sino que pone en escena al curador como personaje de suma importancia en el arte contemporáneo.
Si los curadores se toman más de una vez por verdaderos artistas, ¿porqué los artistas no se tomarán por curadores ? He aquí la respuesta, más que la revancha…
La exposición es en parte una ficción de la imaginación, con toques conceptuales y mezcla de obras clásicas, cuadros, como también de videos realizados por Diego Pittaluga y hologramas. “Me parece que el curador es parte de la poesía, en éstos últimos años, es el eje y el dictador de ciertas exposiciones de arte contemporáneo: se muestra y se descuartiza” asegura Robino, que regrupa una serie de obras artísticas, como extrañas, en la creación de un museo temporario.
Robino a reunido bocetos, un mosaico de un ánfora acostada según la tradición budista de 7 metros de largo, boceto con fotos de un templo indio, miniaturas de ánforas dibujadas en cabezas de cerillas o en granos de arroz, prestadas por un coleccionista argentino; un pedazo de piel humana de un condenado a muerte con un tatuaje de ánforas, encontrada en el museo de la Policía en América central; una copia del holograma de un ánfora griega que la NASA envió a Marte con la sonda 2001 Mars Odyssey, y la única pieza falsa de la exposición: una pequeñísima ánfora para perfume femenino, hallada en los territorios de Caná. De ésta pieza de gran valor será expuesta sólo una réplica, por cuestiones de seguridad.
Participa también la ironía, con un ánfora hecha de globos, desinflada con la inscripción “el arte contemporáneo se desinfla”. Como en otras exposiciones de Robino, Anforas entra en la serie “robbery” (pillaje), se trata de una ocupación de terreno con un trabajo lúdico. Sobre algunas piezas, los espectadores podrán dibujar o inscribir anotaciones y uno de los cuadros se trocará con lo que el espectador crea que vale esa pieza de arte. Un juego del don y del valor real, en el tan distorsionado mundo del mercado.¿Creen ustedes que ésta exposición lo representará de cuerpo y alma?Toda una esquizofrenia galopante de personajes y piezas creadas y prestadas mostrando más claramente que ninguna teoría psicoanalítica, qué es ser argentino.