Esa noche el Faubourg pasó por Buenos Aires, y se incrustó en el camarín de Jorge Lanata, para ver las tripas de un teatro de revista (porque sobre el escenario toda mentira es verdadera, todo fragmento la eternidad, las vedettes calzan el ultimo modelito de prótesis mamonalgarias y los bailarines son tan machotes que los mejicanos parecen productos desnatados). Aquí el acto escénico que se respira apagadas las luces fluye del drama : “solo existirá esta sola y única vez” .
Y suspiramos una a una las chicas desde una complacencia a lo King Kong, pero estuvimos antes en el camarín preguntando que veríamos, estrategia para saber dónde, el que sugiere, apuesta; nobleza obliga, Jorge nos marcó donde echar el ojo, pero ni MU de lo suyo.
Veníamos a aplaudirlo y no a contarle las costillas, veníamos con los primeros olores de llegaditos a la argentina, con ese vendaval de calor apenas te abren la puerta del avión y uno respira esa masa dulzona y exclama ¡ olor a patria!!!! y no es otra cosa que humedad y antes de llegar al teatro, oímos la fauna, en cada viaje, una moda, en unos fue el CHETO, en otros fue el RE, me REgusta me REcopa te REquiero, pasamos por el forro y los forrassos, pero hoy todos repiten OVBIO aquí estábamos entre la gente que cada vez que afirman algo dicen “DALE” loca generosidad de los que cada ves tienen menos.
Intuíamos que de cerca, las plumas de las bailarinas fuesen de gallinas batarazas, pero no, eran de plumas de ave del paraíso, y nunca sabremos si esas piernas son producto de un crisol de raza o del churrasco universal y así el mundo de las luces que todo lo puede, nos arrinconó en la tercera fila.
Chusmeador de Faubour, aquí va el camarín del artista.
Camarinemos juntos.
Nos acompañó en aquella soirée la fotógrafa Anita P, el lector puede imaginar con pe, lo que se le ofrezca, desde su inconsciente a la mesa de ventas de su realidad, por ejemplo : pianista, pirata o panadera y otros tantos oficios mejor pagos pero mas crudos,
Ana nos envío el material de la mala suerte, mezclado con sus propias fotos a exponer en su próxima muestra pero como el azar no existe se mezcló todo y reveló una sopa-art-déco, una kaka-verna colorida.
Chusmeadores de FBA, te contamos que Faubourg tomó notas también de las cosas que se dicen en la sala antes durante y después :
Un pelado refiriéndose a Bush lo tildó de ” el menen de ellos”
Otro refiriéndose al quilombo judío dijo “tendríamos todos que convertirnos, nos pasaríamos cagándonos de risa de nosotros mismos y seríamos ricos”.
Pero no derrapemos, el nivel era de la bragueta para adentro…
Donde anotamos esta sapiencia porteña : parece que las mujeres estacionan mal los vehículos porque los hombres les han hecho creer que esto (dijo el contador abriendo con el dedo gordo y el indice un espacio mínimo) son 25 centímetros.
¿Y cual sería la justa medida para entrar en este tipo de espectáculos?
¿Y si el desenlace del arte de varieté fuese errar en el laberinto de la superficialidad, en busca, porqué no, de un improbable minotauro que lo absuelva de semejante condena?
Lanata terminó lo suyo con aquellas cartas que la esposa de Mariano Moreno le enviara a su marido, sin saber que ya lo habían arrojado al mar, asesinado ; cartas que nunca llegaron.
Y nos pareció que esto se repetía, porque en Ezeiza, quisimos comprar Crítica de la Argentina y el pibe nos dijo, -“hoy no llegó” y empardando con la idea de aquellas cartas, le dijimos: “no se habrá muerto el gordo che y no lo sabemos?”, el chiste se puso feo y el pibe nos miró de frente, y entre triste y embroncado exclamó “Dios quiera que no”.
En el planeta de los obvios, dios aún cuenta y seguro que dice, DALE.