Ciclo de conferencias « Selon Manguel » en el Centro Georges Pompidou
En un poema célebre, Constantin Cavafis sugiere que un día vendrá en que se nos dirá de repente que ya no hay más bárbaros. ¿Pero que nos va a suceder si no hay más bárbaros?-pregunta Cavafis. Esta gente es una especie de solución.
Alberto Manguel
Pocas veces me digo que tengo suerte, pero el viernes 12 de diciembre a la tarde era una de ésas. Después del trabajo tenía un programa de tipo con suerte: en el Centro Pompidou daban une conferencia de Alberto Manguel con una entrevista a Doris Lessing (Premio Nóbel de literatura 2007), con dos actores (Agnès Sourdillon, Yann Collette) leyendo pasajes de sus libros y acompañados por los músicos amigos Luis Rigou, Helene Arntzen y Alfonso Pacín.
Desde hace años que quería encontrar a Alberto Manguel, cuyos libros han venido poblando mi imaginario este último tiempo (Une histoire de la lecture, 1996, L’Ordinateur de Saint Augustin, Dans la forêt du miroir, Petites histoires de la littérature américaine, Le Livre d’images, Journal d’un lecteur, etc. editados en Actes Sud).
Todo ésto GRATIS y rodeado de amigos. ¿Qué más pedir?
Con Abel Robino en el camino embotellado que nos llevaba al centro, admirando las luces navideñas des Champs-Elysées, hablábamos de la necesidad de crear un grupo de lectura y reflexión que nos permitiera no dejar pasar desapercibidos pensadores, escritores, filósofos o científicos antiguos o contemporáneos.
Estábamos exitados con la idea de ir a escuchar un pensador-escritor que fué lector de Borges y a una mujer inglesa rebelde, premio Nobel tardío y ampliamente justificado, sobre la ciencia ficción!!!
En el programa se anunciaba: « La Pantalla de Hal » – « Las pantallas de Doris Lessing » entrevista filmada de Omar Berrada.
A pesar se haber llegado a tiempo (milagro espontáneo un viernes a la noche en París), la cosa se complicó.
Omar Berrada nos informo que Manguel no podría dar la conferencia porque estaba enfermo. Las caras de los actores, de los músicos, de los organizadores, nos tranmitían la fragilidad del momento. El dispositivo previsto -conferencia, entrevista, lectura y musica- había cambiado por la fuerza de la actualidad. La mesa tenía tres patas y todos esperábamos que no se cayera.
Aunque no había más de treinta personas (¿qué rating para un premio Nobel?), la tensión era palpable. The show must go on…
En la entrevista, Doris Lessing describe un congreso surrealista de aficionados a la SF (Science Fiction) en los años 70 donde centenares de personas disfrazadas de Dr Spock o de Capitan Marte la abucheaban cuando ella les decía que no habían entendido nada de los libros que leían. Luego anécdotas y descripciones sobre la ausencia de « mensaje » de sus libros, sobre todo los de ciencia ficción, que a pesar de todo inspiraron la creación de algunas nuevas religiones en USA, con profetas que se llamaban como sus personajes.
Los actores Agnès Sourdillon y Yann Collette leyeron extractos de Shikasta, un ejercicio a dos sobre cuerda floja que me dejó impresionado.
Entretanto Abel Robino se durmió. Me imagino que fué una mezcla de cansancio, decepción por la ausencia de Manguel, y la pérdida del hilo conductor de esa noche tan esperada. Se despertó de repente con un grito ahogado que le dió miedo a todo el mundo y se fué al fondo de la sala.
Es verdad que la lectura de esos mundos imaginarios poblados por mutantes gigantes de 5m que se reproducen cada 1000 años y « Los ejes de mi carreta » de Yupanqui cantadas por Luis Rigou, pueden dar una impresión de decalage espacio-temporal y un cierto vértigo. Pero a mí todo eso me hablaba, con un lenguaje ambiguo, sensorial y afectivo. Eso me permitió pasar un momento de viaje agradable y rico.
Otras lecturas -Olaf Stapleton y Borges-, otras músicas, completaron esa noche de ausencia de Manguel. ¿En qué mundo cienciaficcional estaría él en ese momento?
Para terminar, hablando del fin de la civilización -de la humanidad?- de uno de sus libros, Doris Lessing dijo haberse inspirado de Tony Blair, un personaje a sus ojos despreciable, heredero de una cultura centenaria, que por ignorancia destruyó en poco tiempo todo lo que sus ancestros habían construído.
Para exorcizar la ausencia de Manguel, nos fuimos a comer unas empanadas fritas al bar « Sur », boulevard Sain-Germain, esperando que la salud de Alberto Manguel nos lo devuelva rápidamente.